Sulayman Marreh ha sufrido varios contratiempos en su corta carrera que le han impedido dar el salto que de él se esperaba cuando debutó en Primera

Sulayman Marreh es ya nuevo jugador del Real Valladolid. El gambiano, que ha sido anunciado al mediodía de este lunes, será una de las varias incorporaciones previstas para el centro del campo, en el que se espera que se dé la salida de André Leão en las próximas fechas
El nombre del gambiano es completamente desconocido para el gran público, aunque lógicamente no para una dirección deportiva conocedora, como explicó en su día Miguel Ángel Gómez, del mercado en la categoría de la que proviene, la Segunda División B, en la que jugó 62 partidos en las últimas cuatro temporadas, en las que militó en el Granada B.
No parecen muchos, y seguramente no lo sean. Sin embargo, la baja cifra no debe llevar a engaño: es un jugador con potencial, que se vio mermado por las lesiones, y de ahí que el número de entorchados no sea mayor y seguramente que no haya cosechado más en la Primera División, en la que debutó a las órdenes de Joaquín Caparrós.
Aquel estreno en Primera le llegó con apenas dieciocho años. Un diecisiete de octubre, para ser más exactos, meses después de que en pretemporada su técnico se quedara prendado de él. ¿Qué sucedió entonces; por qué no debutó antes? Sufrió problemas físicos derivados por el estrés –como Anuar en el tramo final del pasado curso– que poco a poco le fueron alejando de la primera plantilla.
Por aquel entonces destacaba el Ideal de Granada en repetidas ocasiones que los nervios le pasaron varias veces factura, ya que después de ‘secar’ a Roberto Trashorras en el choque ante el Rayo Vallecano volvió a lesionarse por la misma razón. Aquello invitó a ir con paso lento, a pesar de que el potencial invitaba a creer que podría comer en la misma mesa que Isaac Success o Darwin Machís.
Aunque el Granada creía en él, no le sonrió la suerte, porque fue encadenando lesiones de cierta consideración hasta que llegó la más grave, la rotura del ligamento cruzado anterior de la pierna derecha, que le obligó a perderse la segunda mitad de la temporada 2015/16 y el inicio de la siguiente, precedente a la actual. Una vez se recuperó, disputó veintisiete de las treinta jornadas restantes, de entre las que se perdió dos por sanción.
Sin llegar a descollar (o eso se puede presumir del hecho de que el Granada no le haya mantenido en nómina a pesar de las relaciones que mantiene con el Watford, club dueño de sus derechos), de ese número de envites se deduce que fue importante para el Granada B, a pesar de que fue ‘tan solo’ el décimo futbolista con más minutos.
Más que músculo

Foto: Granada Hoy
De 185 centímetros, la apariencia de ‘Suly’ es la del típico mediocentro africano, exuberante y diferencial en el plano físico, aunque es más que eso. Además de ser fuerte y de contar con una potencia de aceleración importante, muestra capacidades para el fútbol combinativo que aparentemente buscará Luis César Sampedro.
Pivote puro, mixto, su ‘rango’ es semejante al de Anuar; va desde la salida de balón en zonas próximas al área propia hasta las inmediaciones de la del rival, si bien, como el ceutí, no es un gran generador de ocasiones propias, puesto que apenas ha marcado cuatro goles en toda su estancia en la ciudad nazarí.
Si el canterano se queda a las órdenes de Sampedro, podrían cumplir los dos un rol semejante (y no excluyente), por más que la corpulencia del internacional por Gambia les diferencie. Y, como el que ya es su nuevo compañero, al menos mientras el entrenador no dicte lo contrario, supone una apuesta por un diamante por pulir, como reza el tópico, que podría sumar si le respetan las lesiones, por más que a priori sea, como es, un profundo desconocido.
