Los resultados obtenidos por Juan Ignacio Martínez en los banquillos en los que ha estado lo avalan. No obstante, sus salidas, de los clubes, por norma, están envueltas en polémica.
Juan Ignacio Martínez llega a Valladolid avalado por los buenos resultados cosechados principalmente en el Levante, hasta ahora, único club al que había dirigido en Primera División. Aunque también lo hace precedido de controversia, la que lo ha envuelto no solo en sus últimos meses en el banquillo granota, sino también en anteriores experiencias.
En el Ciutat de Valencia fue capaz de convertir un equipo plagado de veteranos y retales en un conjunto rocoso, muy difícil de doblegar, y que alcanzó cotas europeas contra todo pronóstico, convirtiéndose así en el mejor plantel de la historia del club, aun cuando no estaba llamado a saborear esas mieles.
En esa temporada, la 2011/12, su Levante fue capaz de sumar nueve jornadas consecutivas sin perder, las nueve primeras, entre las cuales venció al Real Madrid de José Mourinho, a la postre campeón de Liga. Además, fue capaz de golear al Athletic finalista de Copa y Europa League, de doblegar al Atlético de Madrid campeón de la antigua UEFA y de mantener contra las cuerdas al FC Barcelona pocas semanas antes del final de competición, entre otros resultados destacables.
En la pasada campaña, en la que sufrieron para salvarse, mientras tanto, sumaron treinta puntos en la primera vuelta, nada menos, entre los cuales destaca el empate ante el Atlético de Madrid supercampeón de Europa en la jornada inaugural, una goleada por cuatro goles a cero ante el Mallorca, sendas derrotas ajustadas ante Barça o Madrid o el último triunfo en partido oficial en la historia de San Mamés.
Esta victoria sirvió para certificar la permanencia del Levante un año más en la Primera División, objetivo único marcado por la directiva de Quico Catalán en los albores del curso. Con todo, viendo los resultados obtenidos por el técnico alicantino durante su estancia en el Ciutat de Valencia, cualquier aficionado aséptico, objetivo, pensaría que lo mejor para todas las partes era que continuara ligado al club granota.
No obstante, la dirección deportiva de la entidad, con la que tuvo sus más y sus menos durante sus últimos meses en el cargo, terminó por decantarse por su salida cuando la fractura dentro del vestuario se convirtió en un hecho después de la acusación de Barkero a Munúa, Ballesteros y Juanfran de que se habían dejado comprar en el partido en el que cayeron goleados ante el Deportivo de La Coruña, una situación -la posible compra no, las desavenencias con la dirección- en la que, desgraciadamente, JIM ya se había visto antes.
Dimisión en Salamanca, destitución en Albacete
Juan Ignacio Martínez dio el salto a la Segunda División en junio de 2007, procedente del Alcoyano, conjunto en el que entrenó al exblanquivioleta Dragan Isailovic. Su temporada fue más que digna, pues terminó en séptima posición, por encima de equipos que se encuentran hoy en la máxima categoría del fútbol español como el Real Club Celta de Vigo o el recién ascendido Elche.
A sus órdenes, en la UD Salamanca, destacaron jugadores como el díscolo Pedro Botelho, el ex del Real Valladolid Jorge Alonso o David Rodríguez. El equipo, joven y con potencial, desplegó un juego muy digno, pero para JIM no fue suficiente; dimitió.
Alegó entonces que extrañaba a su familia. “No he viajado a casa más que un par de veces durante toda la temporada y, sin embargo, en los últimos meses cada vez que podía, cogía el coche y me escapaba hecho un zombi”, explicó en su rueda de prensa de despedida. Y se comprometió a no firmar por otro equipo en la siguiente campaña. Pero lo hizo, y el buen curso se empañó con un juicio por el cual tuvo que indemnizar al Salamanca con 60.000 € por incumplimiento del contrato.
Su salida del conjunto charro se produjo en dirección a una ciudad más cercana a su Alicante natal, hacia otro club histórico como era el Albacete. Allí se encontró con Carlos Peña, actual jugador del Real Valladolid, y con otros exvallisoletanos como Toché y Diego Costa. Con un presupuesto destinado a la cantera muy elevado, hizo debutar a siete jugadores de las categorías inferiores.
En lo estadístico, la cosa no iba del todo mal, pues a falta de ocho jornadas los manchegos sumaban 41 puntos en 34 jornadas. Y, aun así, fue destituido, después de varios meses sin hablarse con el vicepresidente y de criticarlo públicamente en repetidas ocasiones. Con todo, el Alba sumó otros diez puntos en los ocho partidos restantes y acabó salvándose.
Paso atrás… para coger impulso
Su salida del Albacete antes de tiempo implicó su vuelta a Cartagena, club con el que se había proclamado tiempo atrás del Grupo IV de la Segunda División B, aunque con el que no había podido ascender a Segunda. Lo cogió en esta categoría, no obstante, y, de nuevo, estuvo cerca de ascenderlo en su primer año, en esta ocasión a Primera División.

Como en el Levante, club al que se fue después de dos años, consiguió los mejores resultados de su historia, aun cuando en la segunda temporada el rendimiento fue inferior; que no pobre, pues sería con su salida, en la siguiente campaña, cuando el equipo que preside Paco Gómez volvería a caer a la División de Bronce. Con este peculiar dirigente, cómo no, también tuvo, pese a todo, alguna que otra disputa.
Antes de terminar su periplo en el Cartagena, incluso antes del final liguero, Gómez se planteó destituir en varias ocasiones a Martínez, llegando a decir que estaba “deseando que se vaya, porque el tiempo que le he tenido aquí ha sido una agonía” compartida por los medios de comunicación, a los que era poco afín, e, incluso, por parte de la afición, incapaz de comprender cómo Balboa, Víctor o De Lucas sumaban más minutos que algunos de los jugadores que habían sido partícipes del último ascenso.
Se le acusó, incluso, de ser una marioneta en manos de Sergio Inclán, su segundo, con el que ya no trabaja, y de carecer de habilidades para llegar a la élite. El tiempo, que da y quita razones, dio con los huesos del Efesé al año siguiente, un año en el que tuvieron tres técnicos mientras JIM daba sus primeros pasos en Primera División, con un histórico Levante que, como en sus etapas anteriores, no se borrará por más que su salida no fuera la mejor.
