Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Cuatro jornadas en descenso empiezan a hacerse largas para la afición. Lógico. Poco a poco y con el paso de las semanas, el Pucela, lejos de alejarse de los puestos rojos, va cayendo en un pozo del que si metes bien el pie, se hace terriblemente difícil sacarlo. Se ha llegado a un punto en el que, a pesar de arrancar cinco puntos en tres jornadas, toca volver a ganar.
No es precisamente el mejor lugar y contrincante el que tendrá este sábado el Pucela, en la que será el quinto partido con la soga en el cuello, conocedor de que está en descenso. El Atlético de Madrid espera en el Calderón, en un contexto que no se sabe si es el mejor o el peor para que los chicos de Juan Ignacio Martínez puedan pescar algo.
Colchoneros dolidos
Y es que la revelación de la zona noble de la tabla, peleando por quitarle las habichuelas a Barcelona y Real Madrid del título liguero, llega sin duda en el peor momento de la temporada. Tres derrotas consecutivas, dos en semifinales de Copa ante el Madrid, que les deja fuera del campeonato del KO, y una en Liga frente al Almería en el estadio de los Juegos Mediterráneos hacen que las dudas lleguen al vestuario rojiblanco.
Y eso que la situación del Atleti no es precisamente catastrófica, ni mucho menos. Si bien es cierto que el tropiezo de la semana pasada (2-0) le ha hecho caer al tercer puesto después de saborear de manera efímera el liderato, al menos siguen en la pomada al encontrarse empatando a puntos con los dos colosos, con 57. El goal average general, en el que pierden los colchoneros, hace el resto, claro.
No hace falta decir a estas alturas que el Atlético, al que el tópico más o menos acertado le puso hace tiempo la etiqueta de eterno pupas, ya no ejerce como tal de la mano desde la llegada hace dos años de Diego Pablo Simeone. Europa League, Supercopa de Europa, clasificación para Champions, Copa del Rey desbancando al eterno rival merengue… Son otros tiempos a orillas del Manzanares.
Pero volviendo al presente, la realidad es que el Atleti se encuentra dolido, con ganas de redimirse ante una afición que, por fin, se cree su condición de grande. Una grada que en Liga se ha acostumbrado al caviar cuando su equipo ejerce como local, ya que junto al Athletic es el único conjunto que no conoce la derrota en casa esta temporada. Diez victorias y dos empates con 38 dianas a favor y apenas siete en contra. Máximo goleador y menos goleado en casa en el campeonato casero. Casi nada.
Así las cosas, el enfrentamiento entre Atlético y Real Valladolid tiene cierto halo de misterio, en el que se junta la historia de los rojiblancos, su buen momento a medio plazo y el malo actual en una extraña mezcolanza que, si nos atenemos a la mera realidad, hace que sea uno de los desplazamientos más complicados de la temporada para el Pucela.
Artillería pesada

Es evidente que la marcha de Falcao al Mónaco se trata de una pérdida pesada para los de Simeone, pero la afición madrileña ha tenido la suerte de que ha coincidido con la explosión de un viejo conocido blanquivioleta, que a día de se ha convertido en imprescindible en el once colchonero. Por supuesto, estamos hablando de Diego Costa.
El hispano-brasileño, pichichi de su equipo, acumula nada menos que veinte muescas en su revólver en Liga y sigue con ganas de más, con casi media competición todavía por delante. Pero no es la única arma poderosa rojiblanca. David Villa –once dianas-, Raúl García –siete-, Arda Turan, Koke, Tiago, Gabi, el recién incorporado Diego… Nombres que asustan a cualquiera.
No pinta nada fácil la visita al Vicente Calderón, y si no que se lo digan a otros equipos de la zona baja de la tabla como Rayo (5-0), Betis (5-0) o Getafe (7-0). Pero bien claro lo ha dicho JIM este jueves. Las sorpresas existen, y pueden darse en cualquier circunstancia.
Curiosidad del rival de esta jornada: El desembarco de Simeone en Madrid ha cambiado el presente atlético, no hay duda. Precisamente la temporada pasada, la primera completa que cumplió el argentino en el banquillo colchonero, consiguió clasificar a su equipo de manera directa para la Champions League, algo que no conseguía el club presidido por Enrique Cerezo desde 1996.
