En el Burgos CF, pocos jóvenes han generado tanta expectativa como David González, centrocampista de 23 años nacido en Burgos que regresó al club en el verano de 2024. Desde que llegó, ha sido visto como una de las apuestas de futuro de Luis Miguel Ramis para dotar de frescura y control al mediocentro. Aunque la temporada aún es corta, González ha empezado a ganar relevancia en el esquema del equipo y se percibe que su rendimiento tendrá un peso determinante en el objetivo del Burgos de mantenerse competitivo en la categoría.
La trayectoria de David González es más que curiosa, pues aunque se formó en el Burgos en sus primeros años, en poco tiempo pasó por Real Madrid, donde militó en categorías inferiores, y Numancia, cedido desde La Fábrica. En 2024, el amor por sus colores le hizo firmar de nuevo por su ciudad natal, convencido de que en Burgos podría tener minutos, protagonismo y crecimiento personal. Esa vuelta al equipo blanquinegro, en el que tiene contrato hasta 2027, habla de su ambición y del respaldo del club hacia su juventud y su proyecto.
En las primeras ocho jornadas de esta 25/26, David González ha alternado minutos como titular y desde el banquillo, pero sus apariciones muestran la confianza progresiva de Ramis hacia él, habiendo participado ya en cuatro de ocho partidos, sumando 301 minutos esta campaña. Durante ese tiempo ya ha logrado marcar un gol, sumando, además, labores de apoyo ofensivo y defensivo en diferentes fases de juego. Su rol, aunque aún no consolidado como un fijo en el equipo, deja entrever que el Burgos lo ve como una pieza con recorrido y que su talento puede ser clave.
Así juega David González
David González actúa primordialmente como mediocentro interior o mediapunta, aunque su carácter polivalente le permite ocupar diferentes zonas del centro del campo. Su pie izquierdo, buena lectura de juego, facilidad para recibir entre líneas y capacidad de llegada le ofrecen una variante ofensiva interesante. Suele ubicarse en la zona derecha del mediocampo ofensivo, aunque no rehúye moverse hacia el centro para estabilizar o asociarse.
Una de sus virtudes más destacadas es su capacidad para generar juego desde posiciones intermedias. No se limita a entregar pases horizontales, pues intenta progresar con conducciones o filtraciones cuando detecta desmarques interiores, asociándose también con los mediocentros más retrasados para cambiar la orientación del juego. En ataque, tiene la ambición de aparecer desde segunda línea y, en defensa, trabaja para presionar en bloque medio, recuperar en zona adelantada y colaborar con los pivotes ante pérdidas.
Aunque su falta de consistencia física puede lastrar su rendimiento, es un jugador con margen de mejora para que le afecte menos esa circunstancia, pero en varios tramos de los partidos se le aprecia un declive en velocidad de reacción o en cierre de espacios. También puede pecar de ambición en exceso, pues en ocasiones busca progresar él mismo cuando lo más sensato sería soltar el balón. En partidos intensos, cuando el equipo sufre engaños de ritmo o presión rival, esa tendencia puede dejarlo descompensado entre líneas.
Talento burgalés al servicio de Ramis
Tácticamente, Ramis le exige dos tareas clave: mantener equilibrios entre el juego ofensivo y la contención; y alternar su rol entre creador y destructor, según la fase del partido. Si el Burgos juega con el 1-4-2-3-1 habitual, David puede alinearse como uno de los tres detrás del delantero, o bien retrasarse un poco para formar un centro más convencional en bloque medio. Esa flexibilidad le permite adaptarse a distintos momentos: cuando el equipo domina, su aporte creativo sobresale; cuando está replegado, su exigencia defensiva se aprecia en su esfuerzo por recuperar en zonas cercanas al mediocentro rival.
David González no está exento de presión, pues su edad y experiencia limitada lo colocan bajo escrutinio en un club que aspira a consolidarse en la categoría y que, además, puede llegar a dotarle de una responsabilidad mayor por ser hijo de la ciudad. Pero esa presión también puede actuar como estímulo. Si consigue asumir liderazgo sin perder frescura, puede erigirse en uno de los jugadores de referencia del mediocampo burgalés.
Al Burgos le interesa que, más que ser un mediocampista que aparece, sea un engranaje que active el ritmo del equipo, que equilibre los contragolpes propios con la defensa, y que aporte llegada sin descuidar el sentido del bloque. Su actuación en los próximos partidos marcará si Ramis decide consolidarlo como titular habitual frente a otros perfiles más curtidos o si sigue rotando para optimizar frescura.