En una jornada donde el marcador pesaba tanto como el ánimo, Chuki volvió a dibujar su silueta decisiva. Con 21 años, el canterano del Real Valladolid firmó, con un penalti lanzado con mucho temple y con el ajuste mínimo, el gol que decantó el duelo ante el Granada CF. Un gol que le otorgó al equipo pucelano tres puntos tan necesarios como esperados. Su incidencia se extiende más allá del remate y se trata de un gesto de carácter, en un tipo de acción que cambia la gravedad del partido.
No fue solo la ejecución (ajustadísima) lo que llamó la atención, sino la acumulación de contextos conocidos. Un equipo volvía a mostrar rasgos de fragilidad en el rival había golpeado primero y en medio de una tensión creciente en cada rincón del estadio. En ese escenario, Chuki apareció en el momento adecuado. El penalti que convirtió, sin aspavientos, da pistas claras de que este jugador puede y quiere tomar la responsabilidad, inclinar partidos y erigirse en una opción fiable para los momentos críticos que pueda vivir el Pucela.
Su tanto, en el minuto 88, dejó en el aire esa sensación de que el Real Valladolid cuenta con un recurso más para aspirar al ascenso. Un hombre más que fiable para poder moverse en torno a las necesidades del equipo en la 25/26. Al tiempo que marcaba, la estadística añadía su nombre a la lista de goleadores del equipo. Lo hacía de forma reveladora, pues sus goles coinciden con victorias del club, un matiz que no es mera coincidencia y que habla del impacto real que tiene cuando está enchufado.
Otro balazo de Chuki ante el Granada
El 2-1 frente al Granada será recordado, en parte, por el tramo final donde el partido pendía de un hilo. Amath había igualado la contienda, pero el duelo enterraba fantasmas de irregularidad para el conjunto pucelano. Fue entonces cuando Chuki protagonizó uno de esos instantes que se guardan en la retina de una grada que necesitaba motivos para creer.
El penalti cometido por Lama, además de torpe, daba una garantía inesperada de poder acabar el duelo con victoria. Para Chuki, que quiso el balón desde el principio, fue una oportunidad para ejecutarlo con calma y precisión, sellando la remontada y transmitiendo un mensaje que mostraba que no quiere quedarse atrás en liderazgo.
El valor del gol se multiplica si se considera cómo se generó, por la victoria trabajada, las complicaciones previas y un rival que había sabido ponerse por delante. Chuki, emergido del banquillo, no ofreció la frescura que en otras ocasiones ha dado, pero sí fue el jugador que el equipo reclamaba para poder tomar la iniciativa. No solo era rematar, sino asumir el guion en la recta final sabiendo que un error podría incluso golpear la confianza de los suyos cuando no había demasiadas ocasiones extra.
Su impacto equilibra el gesto técnico con la gestión del momento. Además, ese tanto no fue un episodio aislado, pues según datos recogidos, cada vez que Chuki marca, el Real Valladolid gana. Esta correlación refuerza la idea de que su gol va mucho más allá del instante y es una pieza importante dentro de un proceso colectivo para conseguir más victorias. Ante el Granada volvió a demostrarlo y elevó su perfil en una plantilla que busca referentes jóvenes fiables.
Un jugador destinado a más en Pucela
El trayecto de Chuki en el Real Valladolid encarna una promesa que empieza a consolidarse. Formado en la cantera y ascendido con todas las garantías al primer equipo, el mediocentro ofensivo ha ido acumulando apariciones, minutos y responsabilidades. Con contrato hasta 2026, su renovación sería un claro objetivo para el club y se presenta como un jugador clave para asentar el crecimiento del club. Más allá del gol, su progresión táctica es interesante, pues ha pasado de ser un jugador complementario a asumir relevancia en momentos en los que el equipo necesita un impulso.
En el duelo ante el Granada entró en el momento justo, entendió el trámite y se adueñó del pulso final del partido. Un rasgo que distingue a los buenos jugadores de los grandes, por el que Chuki se postula para aspirar al siguiente escalón. Confiando en que su evolución no sea un fogonazo puntual, sino el inicio de una línea ascendente, Almada ha apreciado esa capacidad para adaptarse a diferentes posiciones y para sumar valor, por lo que, si logra mantener su nivel, el Real Valladolid tendrá un gran recurso para crecer.