El Real Valladolid B ostenta la mejor racha de imbatibilidad de la temporada en su grupo de Segunda B. Contra el Guijuelo perseguirá los quinientos minutos sin encajar gol
Suele decirse en el mundo del fútbol que las casas han de ser construidas desde los cimientos, o lo que es lo mismo: desde la defensa. El Real Valladolid Promesas no es una excepción y la brillante racha reciente ha venido propiciada, en parte, por el buen hacer que ha mostrado en esta parcela. No en vano, lleva 483 minutos sin encajar un gol, los cinco últimos partidos y un ratito más del anterior ante el Fabril.
Después del importante esfuerzo realizado para salvaguardar un punto en Fuenlabrada, el filial blanquivioleta no solo amplió a diez los encuentros sin ganar, sino que también estableció un nuevo récord de imbatibilidad en la presente temporada en el Grupo I de la Segunda División B, que hasta la pasada semana ostentaba el Rápido de Bouzas con 479 minutos sin encajar.
Yendo un paso más allá, el conjunto de Miguel Rivera ha recibido tres tantos en esos diez envites en los que no ha caído, que han coincidido con varios hechos determinantes, como son las llegadas de Dennis o Moi en las últimas fechas del mercado invernal, con el asentamiento de Apa o la irrupción de Sali.
No obstante, aunque tienen un alto grado de responsabilidad, la mejoría ha sido grupal porque se defiende precisamente como eso, como un bloque. Y es que si bien en algunos partidos como frente al Navalcarnero los blanquivioletas han expuesto un modelo de juego en el que la posesión cobra un protagonismo mayor, con frecuencia ha sabido optar por otra versión en la cual su apuesta ofensiva pasa por el robo y la carrera, por la verticalidad con metros por delante, lo que ha venido de la mano de un mayor repliegue, no intensivo pero sí intenso; esto es, por un bloque medio-bajo en el que se fomenta la inhabilitación de los espacios en pos de esa mejoría atrás y de provocar el error que permita salir veloz al ataque.
El compromiso general, esencial y reseñado en muchas ocasiones por el entrenador en sus comparecencias públicas, ha permitido que el global del plantel haya dado un importante paso adelante en el que, sin embargo, han sido y pueden ser destacados varios elementos. Así, y aunque Guille Lara ha tenido buenas actuaciones debajo de los palos, Dennis ha terminado de hacerse con la titularidad y de dar un mayor asiento a la portería, gracias a su experiencia y madurez.
Y si bien las diferentes eventualidades han provocado alguna que otra ausencia y variación, jugadores como Raúl Navarro allí donde su presencia sea requerida o Moi Delgado en el lateral zurdo han aportado determinación y poso, como el cancerbero. Si el primero es el chico para todo del técnico, el segundo ha venido a paliar los problemas en el sector izquierdo de la zaga, por el cual el filial se desangraba.
Lo cierto es que quizá toda esta mejoría vino precedida de la lógica aparición en el once de Mario Robles, infrautilizado antes de la llegada de Rivera y que, de no ser por eso, habría alcanzado ya los cien partidos en la categoría –lleva 95– con apenas veintidós años. Si la experiencia es un grado, con él y los anteriores se ha elevado la graduación de un equipo que cuenta además con la gran capacitación de sus dos juveniles, Apa y Sali, a quienes la juventud no les pesa.
Con todo, las cinco porterías a cero encadenadas de forma consecutiva han contado con más colaboración. Porque, suena a tópico, pero es desde el compromiso desde donde la muralla ha sido edificada. Si hoy en día el Real Valladolid B es un bastión es porque además de estos el resto de integrantes se ha puesto el mono de trabajo en pos de un objetivo, el de la permanencia, que parece estar mucho más cerca que tiempo atrás.
En todo caso, los retoques arribados y los matices implementados por Rivera de nada servirán si algo cambia. Seis son las finales que al Promesas le quedan por delante y con la misma tónica ha de seguir si quiere alcanzar esa salvación. Por lo pronto, el sacrificio defensivo puede romper otra barrera este mismo sábado si continúa haciendo naufragar las acometidas del rival: con diecisiete minutos más sin encajar, el filial alcanzará los quinientos sin hacerlo, lejos de Burgos, quien llegó al máximo de la temporada en la Segunda División B con 855, pero cerca de otros tantos que también fueron hábiles en defensa.
Rachas de goles sin encajar
- Burgos CF (Grupo II): 855 minutos
- Villarreal B (Grupo III): 637 minutos
- Badalona (Grupo III): 574 minutos
- Mallorca (Grupo III): 547 minutos
- Real Sociedad B (Grupo II): 527 minutos
- Mallorca (Grupo III): 513 minutos
- Recreativo de Huelva (Grupo IV): 505 minutos
- Real Racing Club (Grupo II): 503 minutos
- Real Valladolid Promesas (Grupo I): 483 minutos, todavía vigente
- Rápido de Bouzas (Grupo I): 479 minutos
- Peralada (Grupo III): 473 minutos, todavía vigente