En un mundo de etiquetas y posiciones fijas, Dani Raba se ha pasado la temporada riéndose del mapa que lo trata de ubicar. Fichado como un delantero, se le ubica como extremo, pero juega dónde y cómo le que le da la real gana. Y no se le está dando nada mal. En el Leganés 2024/25, viviendo entre la euforia del regreso a Primera División y la crudeza de la lucha por la salvación, el cántabro ha sido una de las piezas más solventes del equipo… y la que menos encaja en el molde. Quizá por eso ha terminado siendo imprescindible.
Está claro que Borja Jiménez ha construido un equipo fundamentado en la solidez, pero ha necesitado piezas con talento arriba para cumplir cuando sea necesario. Y es ahí donde Raba ha sabido responder al rol y a la llamada. Con números llamativos por importantes, Dani Raba además acumula intervenciones clave para hacer creer, aún en la jornada 38, en las opciones del Leganés.
Con una comprensión del espacio difícil de entrenar y con un punto de imprevisibilidad en el que la calidad hace su trabajo, Dani Raba logra hacer que el rival, sea el que sea, tenga la sensación de no saber nunca por dónde va a aparecer para golpear. Dani Raba ha sido, esta temporada, el delantero mentiroso del Leganés. Un futbolista que no ha nacido para vivir el área pero que sabe cómo condicionar todo lo que sucede alrededor.
Falso nueve, mediapunta, extremo y cerebro
Lo de Dani Raba se entiende mejor en movimiento. Cuando el equipo parte desde el tradicional 1-4-2-3-1 de Borja Jiménez, su papel puede parecer el de un mediapunta, aunque en realidad es una especie de enganche desatado que va del centro a la banda y de la banda al área con libertad para crecer como le nace en cada momento. Si el dibujo se deja llevar, a un 1-4-4-2, como es costumbre, puede pasar a ser el segundo punta o incluso ser extremo desde ambas bandas. Su punto fuerte no está en lo que es, sino en todo en lo que se puede llegar a convertir.
Con balón flota. Es ligero, tiene un control orientado rápido, un buen primer toque y la visión suficiente para filtrar pases a los delanteros o conectar con los interiores con capacidad para superar la presión. Sin balón, la lectura de los espacios hace daño al rival, ataca bien los intervalos, arrastrando marcas y dando profundidad para que los creativos encuentren vías de comunicación al área rival. Su físico, engañoso a primera vista, le permite sostenerse en los duelos y ofrecer soluciones por dentro y por fuera con cierta habilidad. No es eléctrico, pero sabe identificar cuándo y cómo acelerar para sorprenderlos a todos.
Sabiendo que, en la plantilla del Leganés, Borja Jiménez no ha podido contar con un gran goleador durante la campaña, la capacidad de Dani Raba para llegar al área y sumar goles desde segunda línea ha sido más que fundamental para sumar puntos y oportunidades. El jugador ya ha firmado 9 tantos y ha repartido 6 asistencias en LaLiga, pero más allá de eso, ha aparecido en noches decisivas para acercar al Lega a sus objetivos. El más importante, el que tiene entre manos a 90 minutos del final de la función.
Un referente sin brazalete
En el vestuario, la influencia de Dani Raba ha ido a más desde esa capacidad para hacer crecer al conjunto pepinero con su función. No es el capitán, pero es uno de los que sabe hablar el idioma de la verdad con las botas puestas y corriendo en el césped. Dani Raba escucha, corrige, entrena y se desempeña como el que más y Borja Jiménez lo sabe y lo protege, dándole además el espacio necesario. En la 24/25, Dani Raba ya suma 1949 minutos en 32 partidos jugados.
Eh, tú. El sábado cuento contigo #LeganésNoSeRinde pic.twitter.com/KGbEOlS6bH
— C.D. Leganés (@CDLeganes) May 21, 2025
Borja Jiménez ha declarado en más de una ocasión que su equipo “necesita jugadores que piensen por sí mismos” y si alguien ha sabido encarnar esa filosofía sobre el césped, ha sido Dani Raba con su libertad para moverse y para actuar. En este Leganés, que aún pelea por ser equipo de Primera, él ha sido un recurso diferente para hacer cosas diferentes. Un futbolista que engaña al rival, al analista y al aficionado. Un delantero que no lo es, como un cómplice del mago entre el público que surge para ayudar a hacer funcionar el truco final.